«Este libro iba a llamarse (se llamó antes) La colina de los chopos, y llevaba, en su forma primitiva, retratos y paisajes alternados. Un retrato y un fondo. Pero casi todos los retratados fueron –en los años que guardé mi libro– convirtiéndose de chopos ilusorios –¡ilusión mía!–, en palos reales de telégrafo, y como tales pasaron a esa especie de almacén de inutilidades que llamé Caricaturas sentimentales de españoles variados; donde, claro está, quedan chopos los poquitos que lo fueron siempre.» (más…)