FEDERICO UTRERA. Gracias al poeta José Angel Valente descubrí uno de esos libros que te cambian la vida: “La Universidad española, ocaso y restauración”, de Alberto Jiménez Fraud, entonces director de la Residencia de Estudiantes y mecenas del poeta Juan Ramón Jiménez cuando la habitaban Lorca, Dalí y Buñuel, entre otros muchos genios del siglo pasado. Aquella “Residencia” no se diferenciaría mucho de lo que hoy pretende ser una universidad moderna: viajes al extranjero (“Erasmus”), conferencias de expertos, laboratorios tecnológicos, prácticas en empresas… Y el libro concluye: la transmisión del conocimiento se hace estéril si no cumple escrupulosamente 3 requisitos: teoría, ciencia y experiencia. Las universidades de todo el mundo son aptas en teoría y ciencia, pero fallan en experiencia porque la mayoría de sus profesores son hostiles al mundo laboral, ya que sus vidas se han consagrado al estudio, la investigación y la lectura. De ahí que en épocas de crisis, su hundimiento e ineficacia se haga más palpable y la fosa entre formación académica y habilidad profesional se abra bajo los pies de los estudiantes y graduados, dando lugar a altísimas tasas de paro juvenil o a parados de larga duración que no encuentran la manera de reciclarse o reinventarse. Es el mundo del siglo XXI que a causa de estas carencias ya estructurales se ha instalado para quedarse. (más…)