«Siempre me fascinaron los innovadores y por ello me cautivó la “anarquitectura” de Gordon Matta Clark, el “minimalismo” de Mitsuo Miura o el movimiento “zaj” de Juan Hidalgo. A la viuda del primero, Jane Crawford, la pude ver emocionada, a pesar del tardío reconocimiento de su marido, durante su primera exposición en España –hubo que esperar a su muerte, como es habitual en los precursores–. Al introductor de la vanguardia minimalista en nuestro país, Mitsuo Miura, de apellido tan español como japonés, lo visité en su estudio de San Emilio, barrio de La Elipa, cerca de la plaza de toros de las Ventas (Madrid), aunque ya había advertido antes la originalidad de su obra en el Artium de Vitoria. Incluso tuve el placer y el honor de poder exponer una obra suya tanto en una colectiva como en uno de mis libros. A Juan Hidalgo lo ruboricé con mi perenne y tenaz interés, según propia confesión, porque siempre me pareció un adelantado en todos los géneros que tocaba, mientras que a la sencillez y naturalidad de “Michel” Barceló, cuya precocidad siempre suscitó aquí tantas loas como envidias, sólo pude rendirme por la evidencia que supone estar ungido por el cielo para crear con originalidad», escribe Federico Utrera en el prólogo de este cuarto y último volumen de su tomo relativo al Arte en ese cofre que es su libro titulado «Cordel de Extraviados». (más…)
Etiqueta: Mitsuo Miura
La brújula de Mitsuo Miura
Federico Utrera.
La reciente exposición del pintor español Mitsuo Miura (Iwate, Japón, 1946) en el museo Artium de Vitoria y la trayectoria ascendente de este artista que con 20 años llegó a España para estudiar grabado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando han provocado mi curiosidad por su peculiar situación, tan original como su propia obra. Mitsuo Miura es un paisajista moderno, uno de los primeros abstractos que pintó nuestro país alejandose de lo estrictamente figurativo y quizás uno de los pocos que huye de las corrientes tenebristas que, no sin bastante lógica, han estado tan apegadas a nuestra memoria histórica y artística. Ocurre que este pintor dibuja solo las cosas agradables de la vida, los problemas personales no le interesan, solo la sensibilidad individual o colectiva, que no tiene nada que ver con la pandereta y el olé. En sus colores, maderas y montajes se aprecia esa vitalidad y ese optimismo, esa sonrisa con la que nos obsequia y capta las modulaciones de temperatura, luz, color, humedad, viento, cielo, sal, tierra, agua… (más…)