FEDERICO UTRERA. Comienza un nuevo año para el dramaturgo español Fernando Arrabal, residente en París. Y lo inicia creando: 2022 será su 90 aniversario (11 de agosto), cifra redonda, y Arrabal ha tenido «un sueño surrealista, dadá, pánico, patafísico» fechado el 1 de enero de 2022, «día 4 del mes de Descerebramiento del año 149 de la Era Patafísica». En él relata la «Modernité des Merveilles» (Modernidad de las Maravillas), ese museo imaginario que al estilo de Marcel Broodthaers, quien anunció al mundo en 1968 que dejaba de ser artista y se convertía en director de su propio museo ubicado en su imaginación, dejó abierta la puerta al mundo de los sueños compartidos. Y si André Breton no pudo tener su Museo en París denominado «Modernidad de las Maravillas», tampoco Fernando Arrabal ha logrado aún que las ciudades que alumbró (Melilla, Ciudad Rodrigo, Madrid o París) puedan albergar sus centenares de cuadros, manuscritos, fotografías y archivos que él donaría gustosamente si alguien garantizara su mantenimiento y cuidado. De hecho, Alvaro Cordón acaba de concluir su ensayo «Fernando Arrabal: Melillense, Africano y Mirobrigense» donde describe esa parte más desconocida de su biografía. ¿Será el año 2022 el de su consagración museística o estará destinado a formar también un Museo imaginario como Breton o Broodthaers, previa subasta al por mayor de todo su legado y pertenencias? Este es su último artículo:
FERNANDO ARRABAL. Roland Topor, André Breton, Thierie Foulc et Tristan Tzara ¿soñaron que se construyera el Museo de la Modernidad de las Maravillas? «¡Tomad y comed, este es mi cuerpo, sin mi revólver de cabellera blanca!». Contrariamente a su deseo, todo su patrimonio de André Breton y su legado fue subastado . Todo fue liquidado: miles de manuscritos, de libros, de fotografías, de dibujos, de acuarelas, de óleos y objetos surrealistas. El conjunto ¿fue descuartizado para el «mejor postor»? En 1917 André Breton había escrito Introducción al discurso sobre la poca realidad. Breton vivió durante cerca de medio siglo en un pisito (deuxième étage et demi; small apartment, según el New York Times) en el 42, Rue Fontaine, a dos pasos de la plaza Blanche y del Moulin Rouge. En él recibía con el vaso de ron blanco del rito y de la embrujadora de serpientes. En este retiro de monje apóstata habitó desde 1922, dos años antes de escribir el primer Manifiesto del surrealismo, hasta su ocultación en 1966 a los setenta años. Que no se haya conseguido crear una fundación o un museo con todo lo que el poeta cosechó con la Clé des champs ¿fue un ultraje para la cultura y para el sentido común? En 1926 André Breton había escrito Legítima defensa.
Diariamente, durante años, asistí a la reunión, presidida por André Breton, en La promenade de Vénus. ¿Allí se redactaron o reeditaron algunos pasquines con tino y trino? como El surrealismo está al alcance de todos los inconscientes. No hubiéramos podido imaginar que aquel aviso, tomado como esquela para pedestres del mercado, ¿iba a ser tan precursor? En 1919, incluso, André Breton había escrito Monte de Piedad. Breton en Nueva York conoció a su última esposa con la lámina Arcano 17 en la mano, la chilena Elisa. Hasta su ocultación, esta viuda del silencio, del talento y de la elegancia luchó para que se creara un centro poético con el castillo de estrellas. Durante más de un cuarto de siglo ¿recibió juramentos en falso de gobiernos perjuros? Unos le prometieron ¿crear una Fundación del Surrealismo?, y otros ¿la Mansión Internacional de la Poesía o el Museo de la Modernidad de las Maravillas ? En 1924 André Breton había escrito Los pasos perdidos. La desidia de lo gobernantes pudo con Aube, la hija de André Breton (y de Jacqueline), y con Oona, la nieta del poeta. Atravesadas por los siete puñales de la Dolorosa, se resignaron a la subasta. Durante 37 años, ellas, en colaboración con Elisa cuando aún estaba en vida, trataron de encontrar una solución con las sucesivas camarillas. «Quien ha participado en estas discusiones con funcionarios todopoderosos de la macroignorancia conoce lo que es la humillación». Uno de ellos instó: «Tenemos que llegar a un compromiso antes de las próximas elecciones: nos conducirá a la victoria». De 1930 a 1933, André Breton dirigió la revista El Surrealismo al servicio de la Revolución; después se hizo cargo —con los Trascendentes Sátrapas del Colegio de Patafísica Marcel Duchamp y Max Ernst—, de VVV.
Redactamos manifiestos con la plana mayor de los francos intelectuales para intentar salvar todo aquello con lo que André Breton manifestaba su visión de la vida al rayar el alba. ¡Tantas citas fallidas, tantos embustes creíbles y propuestas increíbles! Incapaces de convencer a los gobiernos, escribimos : «Duerman en paz, gentes de bien. El gobierno de Francia no tiene las perras necesarias para hacer un Museo Breton. Nada añadiremos a nuestro asco, nuestra indignación y nuestra profunda pena». En 1921 André Breton había escrito Campos magnéticos y diez después Unión libre. La palabra surrealista para muchos ¿vale por su rareza? ¿El surrealismo ¿fue vendido y repartido en mil pedazos? Exactamente ¡en 4.100 lotes! Se pujó por cada uno de ellos ¿como si se tratara del taparrabos del futbolero de pelotas? En 1943 André Breton había escrito En pleno margen. Negociantes e inconscientes pudieron repartirse , y ni siquiera en flagrante delito (flagrante délire)la herencia (el legado) de Breton. Tres Esperanzas, tres Nadjas (Nad-ej-das) ¿iluminaron las vidas de Lenin, Stalin y André Breton: Kroupskaia, Alliluieva y la parisiense? Doce años después de que Breton publicara su primer poema en La Falange (que nada tenía que ver con la de Primo), ¿la musa se les apareció a los surrealistas? Aquella inmaculada concepción ¿les enseñó lo que era fundamental aprender y nadie enseñaba?: las relaciones de la poesía con la vida, la confusión, el azar, el amor loco. Todos los recuerdos, uno a uno, fueron vendidos al mejor postor. En 1925 André Breton había escrito Nadja, y el año de mi nacimiento «Miseria de la poesía».