JOAQUIN SEGURA (Interalmería TV). Autor de “Viola on Video”, libro editado por las Universidades Rey Juan Carlos, Salamanca, Las Palmas de Gran Canaria y también la de Almería, Federico Utrera ha impartido numerosos talleres sobre videoarte en Europa y en Estados Unidos y, un año más, en el Festival Internacional de Cine de Almería. Esto quiere decir o llega uno a la conclusión de que si apuestan seis años consecutivos dentro del festival, antes con otro nombre, ahora FICAL, es que se muestra interés ¿por el número de personas que acuden al taller que impartes?. Federico Utrera: “Sí, sobre todo por el género. Dentro de lo audiovisual no todo es cine o documental sino que hay una tercera pata. Si el cine fuera la novela y el documental fuera el ensayo, el videoarte sería la poesía. Es un género que cada vez más está entrando en los museos y teniendo una respuesta muy receptiva por parte del público. Acabo de venir de Bilbao, donde la exposición de Bill Viola ha estado tres meses y esta semana el Guggenheim ha hecho públicas las cifras de asistencia: 700.000 personas han ido a ver a Bill Viola, incluyendo agosto. Ir en agosto a Bilbao tienen un mérito muy grande en vez de venirse a Almería, pero es que lo mismo ha pasado en Florencia: 200.000 personas en julio. En en el Grand Palais de París ocurrió exactamente igual: casi 300.000 personas. Yo fui a todas las exposiciones, me invitaron los organizadores y la verdad que pude presenciar este fenómeno tan masivo y que está dando a entender que el videoarte ya es una disciplina aceptada por el gran público.
Joaquin Segura. Eres autor de la biografía de Bill Viola ¿lo has conocido personalmente?
– Federico Utrera: Sí, precisamente lo conocí en Madrid y también en Murcia, donde estuvo participando en un congreso sobre los sufíes, es un artista místico al que le interesan todas las vertientes espirituales y todas las variantes religiosas. Ha estado con el Papa en el Vaticano, pero también sintoniza con el Dalai Lama y con el budismo o con los protestantes anglicanos. Es una persona que tiene unas creencias y unos valores muy plurales difíciles de encontrar hoy, pero a los que también el mundo del arte vuelve cada vez más, con su componente mística y espiritual que siempre tuvo a lo largo de los tiempos. Ahora parece que necesita ese refuerzo de credibilidad y de emoción que sea capaz de cambiar la vida de quien lo observa. Estamos hablando de una disciplina que no solo emociona o gusta sino que cuando vislumbras lo que está mostrando cambia la vida. Eso son palabras mayores y Bill Viola lo consigue.
J.S. Al videoarte en sus inicios lo consideraban fuera de la expresión artística aunque haya sido para grandes minorías. No sé si todavía alguien lo sigue considerando así.
–F.U.: La inmensa minoría, que diría Juan Ramón Jiménez… Se están exhibiendo en este año 2017 exposiciones de Bill Viola en Florencia, Londres –porque también ha estado en la Catedral de San Paul–, Bilbao, Hamburgo –que termina el 31 de este mes y a la que también me han invitado pero no sé si podré asistir–, el año que viene hay otra programada en Rusia… Yo ya estoy presenciando que las personas que van a los museos –y cada vez son más los que hacen turismo cultural–, le dan la espalda a la pintura y a la escultura tradicional porque se fijan en la pantalla. La cámara está sustituyendo al pincel y el plasma al lienzo. Po rúltimo el tiempo, la ralentización, la expansión del tiempo en materia audiovisual, está sustituyendo al color. Es un cambio de época, pero ya una realidad hoy en día.
J.S. Estuve hablando con el director del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) donde una exposición tocaba precisamente este tema. Una de las plataformas donde se están apoyando los artistas para plasmar su obra es el videoarte, sí que tienes razón. Considerado Bill Viola como el Picasso del género, el más vanguardista, innovador, rompedor de moldes, me imagino la sorpresa cuando empezó a mostrar su obra.
– F.U.: Al principio se le denominó así, pero ese apelativo tenía un carácter un poco sarcástico porque le decían “el Picasso de la generación MTV”, era como si dijéramos el Picasso para los que solo les gusta la televisión. Al final se ha demostrado que no solo la televisión sino todo lo audiovisual se va imponiendo como cambio cultural. Estamos hablando de que ya lo audiovisual sustituye a una época donde primaba lo textual y eso es un cambio metafísico, porque la cultura del libro desde Gutemberg pasa ahora a ser cultura multimedia. La palabra y la letra se acompaña de la imagen en movimiento, además del sonido, la música y el resto de los sentidos. Picasso fue una ruptura absoluta con los moldes de la pintura hasta ese momento, porque te deconstruía sin que te reconocieras a primera vista porque era un retrato total… Esto es igual: cuando veas tu retrato, o el propio autorretrato de Bill Viola que acaba de exhibirse en la Galería Uffizi de Florencia, donde están los mejores autorretratos de la historia del arte del mundo, y ves un rostro en movimiento… Te produce un sobrecogimiento que es muy revelador, estás viendo otra cosa. Y te imaginas como tu retrato o el de tus seres queridos, que antes estaban encima de la televisión con un marco de plata, ahora se convierten en la propia televisión porque el cuadro empieza a moverse. Esto es un cambio de paradigma, de metafísica y de pensamiento que conmueve.
J.S. Hay que abrir la mente para ver el videoarte, evidentemente. Esta mañana comenzaba el taller de videoarte “Bill Viola Global” con un viaje por París, Bilbao, Florencia, Londres, Hamburgo, Atenas, Almería… ciudades donde ha expuesto o se ha estudiado. Es una pequeña muestra de lo que has contado a tus alumnos y me contabas antes que han venido desde diferentes países porque se han inscrito en este taller un año más.
–F.U.: tenemos alumnos que proceden de Italia o Bélgica, aquí de España ha venido gente de Madrid o Barcelona, una profesora de la Universidad de Valencia, también del resto de Andalucía, aunque mayoritariamente gente de Almería muy curiosa, especialistas también en el campo audiovisual, del cine y de la imagen. Y también público en general, simples degustadores de la cultura audiovisual. Agotamos las plazas el primer día, solo estuvieron 24 horas y tuvimos que ampliarlas, doblarlas, ahora estamos en torno a los 60 alumnos inscritos.
J.S. Con el arte contemporáneo a veces hay que hacer un pequeño esfuerzo, no sé si para bien o para mal, pero sí que acostumbrados a ver el formato lienzo en la pintura desde hace siglos, cuando te muestran algo diferente cuesta más trabajo. No sé si con el videoarte pasa algo parecido.
–F.U.: las emociones son las mismas que sientes cuando hay una obra de arte que conmueve, pero efectivamente hay algo más. Existe una frase de Bill Viola que a mí me gusta mucho: “El artista contemporáneo no solo es el que pinta bien, esculpe bien o rueda bien, sino el que piensa bien. Y esto es también un cambio cualitativo a la hora de definirlo. Ya no solo hace creaciones, no tiene solo una capacidad estética sino que obliga a pensar porque él ha pensado antes. Lo que trasmite está todo muy pensado, las emociones son espontáneas y las pasiones también, pero hay detrás un trabajo que no se ve y que sin embargo después asoma. En estos videos lo estamos viendo: “El diluvio”, tema muy característico del arte clásico, lo tenemos en Delacroix o Goya, en tantos pintores que han pintado ese diluvio y esa balsa que recuerda a las pateras de hoy en día. Otra obra se expuso en el Museo del Duomo en Florencia y en ella vemos un desnudo, otro género muy habitual dentro de la pintura clásica, pero que en este caso juega con el agua que le cae a la modelo y que va modificando nuestra percepción y cambiando su fisonomía a medida que la va cubriendo.
J.S. Si hablamos del videoarte como un cuadro que se mueve o una fotografía que empieza a moverse esto de alguna forma ¿abre los museos al público más joven?. Cada vez se visitan más, no sé si hay un estudio sociológico de la edad media del visitante de un museo, pero el videoarte es algo actual, muy contemporáneo, muy de nueva tecnología. ¿De alguna forma hace acercarse a la gente joven a visitarlos más?
–F.U: Yo ya lo estoy notando mucho en los alumnos, a los que tengo en la universidad o en postgrado. Cuando intentas explicar algo de pintura o escultura clásica la clase se duerme, bosteza… Pero en cuanto exhibes un audiovisual, despierta. Y si es un video contemporáneo y de calidad –porque también la mayoría es medianía, como todo en la vida– la gente experimenta revelaciones. Un periodista, no sé si con muy buena intención, cuando presentamos mi biografía con el último catálogo razonado que se hacía con su obra, tituló: “La epifanía de Federico Utrera con Bill Viola”. Yo no sabía lo que era la palabra “epifanía”, me sonaba a iglesia o algo así. Busqué en el diccionario y epifanía es revelación. Sí, se produce una revelación que realmente cambia la percepción. El videoarte era un género que no me gustaba, pensaba que era muy experimental y tentativo, que todavía estaba dando sus primeros pasos, pero cuando vi las obras de Bill Viola expuestas ya en su última etapa del siglo XXI, a partir del año 2.000 que es cuando alcanza su madurez, realmente me conmovió. Y efectivamente sufrí una revelación.
J.S. ¿Como fue tu primer acercamiento o el motivo por el cual te acercas al mundo del videoarte?
–F.U.: Fue precisamente gracias a un artista de Almería, se llama Carlos Horacio Valera y alguna vez he venido a Interalmería TV con él porque fue quien tiró de mí. Se produjo en una exposición de Bill Viola en Madrid, en la sede de Caixaforum, no en la actual del Paseo de Recoletos sino en unos modestos bajos que tenía en la calle Serrano. Había una cola de 80 o 100 personas y él me dijo: “tienes que ver a este artista porque es una cosa nueva, pero no solamente innovadora sino que hay algo más profundo”. Yo no quería ir, el videoarte no me gustaba, procedo de una formación más clásica, yo soy más del Museo del Prado y también del Reina Sofía, pero no me reconocía en estos soportes audiovisuales. Cuando por fin entré y vi aquello me pasé allí varias horas y tuvieron que sacarme a rastras. Se exhibía también un documental de la BBC donde explicaba toda la génesis de la creatividad y del movimiento videoartístico a través de la figura de Bill Viola y realmente me convirtió en un apóstol. Voy por todo el mundo dando talleres y conferencias sobre este género y la verdad que me maravilla cada día más.
J.S. El mundo del cine ¿Qué tal?
–F.U. Acabo de presentar una película en Madrid, un western de Víctor Matellano que estuvo además rodado en Almería y que se titula “Parada en el Infierno”. Del cine lo que más me gusta es el “Spaghetti Western”, porque en lo demás tengo unos gustos muy vulgares: los biopic y películas que a lo mejor horrorizan al espectador cualificado. Al videowestern le dedicamos un año el taller por la figura del alemán Julian Rosefeldt, uno de sus precursores, y el “spaghetti western” me encanta. Ahí sí que soy fan número uno. J.S. ¿como se estructura el taller? ¿es todo teórico, hay algo de práctica o se imparten ambas cosas?
–F.U. Solemos terminar el taller con un trabajo que recoja todo el aprendizaje que han hecho los alumnos. Tienen que elaborar un pequeño video, que se puede hacer incluso con el móvil, porque realmente tienen la misma calidad que las cámaras de una gran producción ,y el último iPhone ya ni te cuento. Ahí tratan de sintetizar las enseñanzas que hemos impartido durante 12 horas porque el curso está estructurado en 3 jornadas. La primera la dedicamos a la génesis, al origen del videoarte. En la segunda relacionamos a Bill Viola y España, con todas sus referencias a la cultura española, que son muchas. Y la tercera ya es “Bill Viola Global”, su etapa más reciente, un “Bill Viola novísimo”, las últimas producciones del año 2017 y del siglo XXI, el artista en su máxima expresión de madurez, que es cuando toda la experiencia que uno acumula a lo largo de su vida la pone en obras más precisas, más llamativas, con una intención más clara. Y realmente donde más sorprende al público y donde mejor lo cautiva. [Programa del taller de Federico Utrera sobre Bill Viola en el Festival de Cine de Almería 2017]
J.S. Imagino que Bill Viola ha leído tu biografía, a la que tú has dedicado tanto esfuerzo ¿has tenido la oportunidad de contrastar alguna opinión con él y preguntarle?
–F.U.: Él colaboró con la biografía porque yo tenía muchas preguntas y muy amablemente contestó a todas. La biografía antes fue una tesis doctoral que tuvo el honor de alcanzar el premio extraordinario de la propia universidad, que se la envió a él, por lo tanto la conocía antes de publicarse como libro. Me da mucho pudor decir todo esto, pero cuando nos encontramos en Madrid me vio y además de darme un gran abrazo me hizo una reverencia muy cómica y se puso como a mis pies. A mí me dio mucha vergüenza, me puse muy rojo y al final lo importante fue que al día siguiente pude ver su obra en el Teatro Real. Era un “Tristán e Isolda” de Wagner que se interpretaba por primera vez con pantallas de video en lugar de los tradicionales telones de pintura. A mí no me educaron en el gusto por la ópera, ésta duraba cuatro horas y me temía lo peor, pero fue maravilloso: ver interactuando la música y a los cantantes e intérpretes con el video realmente me fascinó.
J.S. ¿Cuándo el mensaje tiene audio e imagen es mucho más potente?
–F.U.: Indudablemente. Parece que tenemos programadas dentro del cerebro las pantallas. Enseguida que vemos una nos giramos y la miramos, yo no sé si será genético o de donde vendrá, hay teorías de lo más disparatado sobre esto, pero realmente el fenómeno se produce y es un hecho cierto. Si la imagen está en movimiento en una pantalla la gente mira. J.S. Sí es cierto, antes lo apuntabas: está girando el mundo del arte con fotógrafos y algún pintor que otro utilizando el videoarte como nuevo soporte para exponer su obra. Empezó siendo algo de minorías pero ahora Bill Viola expone en los mejores centros de París, Bilbao, Florencia , Hamburgo, Londres, Atenas… Grandes ciudades y grandes museos. Te agradezco un año más tu visita, bienvenido a tu tierra, ¿Vienes de vez en cuando? –F.U.: vengo mucho, todos mis veranos son en Almería. He dado la vuelta al mundo y el mejor sitio de todos está aquí sin duda, por lo tanto no había que irse muy lejos. Estoy encantado, a mí me gusta Almería, disfruto muchísimo con ella: hoy me he ido andando desde la Avenida de la Estación hasta la Rambla Alfareros y por todas las aceras por donde iba daba el sol. Eso en noviembre y en Europa es un lujo. Gracias. Leer más: La prensa destaca a Bill Viola como “el Picasso del videoarte” en el taller de Federico Utrera en Almería 2017