Editorial Hijos de Muley Rubio

Entrevista de Fernando Arrabal: «El escritor es el gran beneficiario del confinamiento»

FEDERICO UTRERA. El dramaturgo, poeta, novelista, cineasta y videoartista Fernando Arrabal me alegra esta mañana del 22 de abril de 2020, Año I del Covid-19, con uno de sus originales escritos, al que le respondo con estas palabras: «Buenos días, don Fernando, esta autobiografía o autoentrevista es publicable? Me alegro que como decía el poeta Leopoldo María Panero, «en la infancia se vive y después se sobrevive». ¡Y hoy nos regalan otro día y estamos todos vivos¡. Un beso en la distancia para su amada, para usted y los suyos de FU». El email de don Fernando refleja este miércoles a las 8:30 lo siguiente: «Arrabal escribió: «…¡muchas gracias! la única felicidad que puedo tener con mis escritos es que tu (creo que no hay ni media docena como tu) se interesen a ellos, querido e inolvidable Federico… como mi bisabuelo aparecido reciente y milagrosamente una vez más en mi vida».

Federico Utrera

Se refería con ello al email del pasado día 18 de abril con estas palabras que en mis cortas entendederas sanchopanzescas no me imaginaba como aludido destinatario: «…acaba de llegarme esta joya (¿gracias a su periódico?) … es mi bisabuelo Federico pintado al óleo por su hijo, mi abuelo Juan… De mi abuelo se decía en Cordoba (¿o es una leyenda?) que era mejor pintor de adolescente que su gran amigo de la plaza del Potro, Julio Romero de Torres. Juan Arrabal (exactamente como mi querido e insuperable hermano) Julio (campeón del mundo de acrobacia aérea) obtuvo «plaza» en dos academias: la de San Fernando y la Militar. Ambos prefirieron ser militares». Y sin más preámbulos, que todo lo dilatan y entorpecen como confesaba Cervantes –»soy poltrón y perezoso de andarme buscando autores que digan lo que yo me sé decir sin ellos»–, doy paso al «Confinamiento feliz para el escritor Arrabal«.

Complainte fr, lamento esp. «Selfies» 5/15-IV-XX 22, Jouffroy d’Abbans Paris XVII. Presse internationale.

FERNANDO ARRABAL. Lo primero que quiero es agradecer a la decena de traductores de «Lamento por la calle solitaria»* y a las voces más escuchadas de hoy por el honor inmerecido de felicitarme. Pero … realmente se encuentra bien con el confinamiento?: Obvia e indecentemente me parece que el escritor es el gran beneficiario del confinamiento o por lo menos yo lo soy totalmente. Este mes, he evitado todas y cada uno de los viajes o pejigueras. Nada me distrae de mi dicha (quizás infantil) de escribir. No me siento como el desdichadísimo Johann Wolfgang von Goethe cuando precisamente escribió su obra maestra «Las penas del joven Werther«… ni como el genio-Echegaray sufriendo hasta el último suspiro del odio irracional y masoquista de sus compatriotas… ni como Antón Chejov que en el infierno cotidiano de su pasillo cuando escribió sus obras-magnas entre el griterío de la chiquillería…. ni como Santa Teresa fregando arrodillado en el suelo de mi cocina, y refunfuñando, por tener que redactar por orden superior la historia de su vida (su incomparable y genial autobiografía)… ¡ni soy hijo de criados como José López (alias Tirso de Molina)! cuando inventó su mito sin darle ninguna importancia con la mano izquierda cuando vio que la seducción era una trola exponencial masculina… y mi confinamiento no tiene nada que ver con el de Tomás Campanella que duró 22 años permitiéndole de imaginar la utópica «Civitas Solis«. Por cierto, no olvidemos que poco después Newton creerá que los dragones zascandileaban por las faldas de los Alpes. Me pregunto a veces ¿en qué dragones alpinos seguimos creyendo?

¿Cómo será mañana… el porvenir? –…¿va a actuar como siempre, desde el big-bang, con coups de théâtre? ¿nos va a enseñar humildad como siempre?… con la efusión de la ternura ¿podremos planear por la Vía Láctea? ¿Entonces para Vd «cuarta semana triunfal»?  –Cuarta semana de intensa actividad y de reflexión también intensa como escritor, cosa que desgraciadamente mi vida trotante y moliente no me lo permitía. ¿Cuales fueros sus confinamientos anteriores durante 88 años?  –Se me impusieron como supongo a la mayoría de muchos: el primero (creo que fue en 1946) a causa de una fiebre tifoidea, luego tres por la pleuritis (¿eran ya tuberculosis?), uno en el sanatorio de Bouffémont, otro en la cárcel de Carabanchel (Madrid) y colindantes, tres por operaciones en el Hospital Cochin de París y finalmente el AVC (imput) de hace seis años en el Hospital Lariboisière de París; salvo los primerísimos días todos fueron llevaderos.

Complainte fr, lamento esp. «Selfies» 5/15-IV-XX 22, Jouffroy d’Abbans Paris XVII. Presse internationale.

¿Hubo otra clase de dolores en sus confinamientos?  –Las verdaderas sesiones de martirio-a-pelo (broncoscopia) o las horas amarrados al antiguo gota a gota que hoy calificaríamos de monstruoso o la mazmorra (armario de piedra) en que pudo pasar noches en la Dirección General de Seguridad (de la Puerta del Sol de Madrid) el disidente del antiguo régimen: todo ello creo que quizás se pueden comparar hoy a ciertos protocolos… las moscas tsé-tsé de Hollywood ¿sueñan en tecnicolor? ¿Escribió durante estos períodos?  –Sobre todo en el sanatorio y en Carabanchel, donde también jugué varias partidas de ajedrez-a-ciegas que anotó otro preso, pero desgraciada y comprensiblemente me las quitaron al salir ante el temor de que fueran mensajes secretos. ¿Qué está redactando?  –Escribo con un ritmo superior al de siempre, hago también -siempre hacedor- glosas, poemas plásticos y selfies casi cotidianos. ¿Publica? –Sigo publicando tweet, instagram y en la presse internationale; todas las noches juego diez partidas de ajedrez de 10’ casi siempre contra indios, ukranianos o norteamericanos; y a veces tengo la suerte de ver en directo una partida de Magnus Carlsen, campeón del mundo, o de su más serio adversario, el franco-iraní Alireza Firoudja, de 16 años.

Federico Arrabal, bisabuelo de Fernando Arrabal

¿Cambiará la manera de expresarnos artísticamente o literariamente?  –No parece que nada pueda cambiar el concepto de escribir desde Tales de Mileto, Franz Kafka o Safo de Lesbos… Borges y Calvino (este, el «aborrecido» de su adolescencia ginebrina) nutren el mismo árbol (un tejo) en el cementerio de las víctimas de la pandemia: el cementerio-de-reyes… ¿para la insondable divinidad los dos forman ya un solo y único ser? ¿Se considera usted un provocador? –Con Euclides, Gödel y Mandelbrot no soporto ni la provocación ni la ironía… son siempre imprevisibles y funestos. ¿Piensa en los que sufren?  –La veleta egocéntrica está convencida de hacer girar al viento… Es posible que intente victimizarme (¡vaya palabrita!) en un momento en que, como Heráclito, Diógenes o Jorge Manrique, todos vemos y sentimos que los que verdaderamente sufren y se mueren son y serán siempre aquellos que Fortuna ha decidido que lo sean con el matemático rigor de la confusión. Es posible que esta deseada victimización me esté haciendo perder el generalmente solidario acompañamiento con los que, sí, están sufriendo o muriendo ¿Qué pueden enseñar las Víctimas ultrajadas a la pandemia desatada? El fracaso enseña modestamente ¿lo que el triunfo silencia? [Pienso sobre todo y muy especialmente en la directora de un Fando y Lis inolvidable que con toda modestia… ¡Cuan más lógico hubiera sido (¿o será?) que yo mismo con 88 años y mi constante insuficiencia pulmonar…!]

FERNANDO ARRABAL*. LAMENTO POR LA CALLE SOLITARIA
Peor que la modernidad
Sin pata… ni pánicos
La pesadilla del confinamiento
Peor que la horrible lepra
Sin Teresa de Calcuta
El calvario del confinamiento
Peor que los inmigrantes
Sin quechuas y sin nada
El horror del confinamiento

Peor que las prisiones cubanas
Para los poetas dada
El suplicio del confinamiento
Peor que el gota a gota
Para tísicos amarrados
El martirio del confinamiento
Peor que nuestra sociedad
Sin Debord ni espectáculos
La crueldad del confinamiento

Peor que el helado Goulag
Para rebeldes testarudos
El infierno del confinamiento
Peor que la Inquisition
Para indóciles levantiscos
El fuego celeste del confinamiento
Peor que la cocina de Landru
Para las incautas viudas
Los tormentos del confinamiento

Peor que el Titanic-insurmergible
Para los cruceros de sueño
Las torturas del confinamiento
Peor que una residencia secundaria
Sin piscina nueva
La atrocidad del confinamiento
Peor que el AVC y el imput
Para enfermos imprevistos
La ferocidad del confinamiento
Peor que Franco Hitler
Y sus copias de hoy
La monstruosidad del confinamiento
*(«Letra» a disposición de todos: los derechos íntegramente estarán a la disposición de «Confinados sin Fronteras»)

 

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