MANU RAMOS. Encarnación Sánchez Arenas, poeta de Fuensanta de Martos en la provincia de Jaén y licenciada en filología árabe por la Universidad de Granada, ha escrito un bello artículo en el diario Jaén titulado «Con el poeta Juan Luis Panero» en el que recuerda como «su irrupción en la poesía española contemporánea se inició en 1968 con la publicación del libro “A través del tiempo”, al que siguieron “Los trucos de la muerte”, en 1975; “Desapariciones y fracasos”, en 1978; y “Juegos para aplazar la muerte”, en 1984; “Antes que llegue la noche”, en 1985; En 1988 aparece con “Galerías y fantasmas”; “Sin rumbo cierto”, XII Premio Comillas de Biografía, Autobiografía y Memorias, y “Enigmas y despedidas”, publicado en 1999. En 2009 Ediciones Vitruvio publicó “La memoria y la muerte”, una antología que recogió su obra poética editada hasta entonces. Su poesía completa (1968–1996) está recogida en un volumen de la editorial Tusquets y algunas de sus conferencias, en particular las que recogen su relación con Luis Cernuda, están incluidas bajo el título de “Páginas sobre cine y poesía” en el libro “Después de tantos desencantos. Vida y obra poéticas de los Panero”, de Federico Utrera».
Este recuerdo a Juan Luis Panero Blanc (Madrid, 9 de septiembre de 1942–Torroella de Montgrí, Gerona, 16 de septiembre de 2013) a través del libro de Federico Utrera (Almería, 1963) se une al que ha realizado Luciano García Lorenzo, profesor, historiador y crítico literario español especializado en teatro del siglo de oro y la obra galdosiana. El también ex director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y miembro de la Comisión Científica y de la Junta de Gobierno del CSIC ha publicado un artículo en el monográfico «Entresiglos: del siglo XX al XXI. Estudios en homenaje al profesor Joan Oleza» editado en València y titulado «Claudio Rodríguez, los Panero y Zamora al Fondo».
En este texto apunta como «Leopoldo Panero, para muchos muy buen poeta, no tanto para otros, tampoco tuvo en esa familia quien le defendiera demasiado. Todo lo contrario. Uno de sus hijos, José Moisés Panero, en entrevista realizada por Federico Utrera en 2004, declara: “Me sigue pareciendo un poeta bueno… de antología. Esta opinión me costó que gente como Claudio Rodríguez me negara el saludo, pues decía que mi padre era genial. No estoy de acuerdo” (p.46). Y no es extraño entonces que el poeta zamorano, que, como veremos, respetaba a Leopoldo y tuvo amistad con la familia, afirmara con acierto y contundencia a raíz de la aparición de la película y la exhibición de miseria y podredumbre que en ella se mostraba: “Sois unos señoritos de Astorga y nada más”, indica en alusión al film «El Desencanto» de Jaime Chavarri y Elías Querejeta.
«Desgarrada y trágica familia la de los Panero«, prosigue Luciano García Lorenzo. Y lo justifica así: «El padre, Leopoldo, ya fue una persona marcada por una existencia difícil, envuelta en un tiempo en el que las opciones políticas podían condicionar, sobre todo en el mundo intelectual, tu vida y tus acciones, un tiempo también trágico que puede conducirte a la amargura, a la tristeza, a la soledad… Literariamente, dos poemas proclaman bien a las claras esa defensa que Panero quiere hacer contra la imagen de “poeta franquista” o “poeta del Régimen” que de él se presentaba y que tanto dolor causaba al escritor. Una de ellas es su larga composición de trescientos tercetos encadenados titulado «Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda», respondiendo con ella a los ataques a España y a algunos poetas (Dámaso Alonso, Gerardo Diego…) que Neruda había llevado a cabo con su «Canto general«. El segundo poema, al que se le ha dedicado menos atención, es «Por lo visto», dirigido a José María Castellet, que tildó de fascista a Panero. Se defiende el poeta de Astorga: «Resulta que ahora soy fascista cuando dirijo la primavera suavemente. Resulta que mis huesos, mis reales y realísimos huesos (los pobres), han cambiado medularmente de política…». Y señala como, «sobre todo, el estudio de Javier Huerta Calvo (1996)» y «de una manera más general, el de Federico Utrera (2008)», abordan la riña poética derivada de los insultos de Neruda en “A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España” (Canto general, XII, V).
Una última mención la encontramos en el artículo «No quiero seguir vivo en este mundo»: el suicidio en la poesía de Luis Alberto de Cuenca«, publicado por Adrián J. Sáez, doctor en literatura hispánica por la Universidad de Navarra y actualmente profesor de literatura en la Université de Neuchâtel (Suiza). El texto ha sido publicado en el Boletín de la Real Academia Española (RAE), tomo 100 del cuaderno 321 de enero-junio 2020 y en él apunta que «un caso extremo se encuentra en los hermanos Panero, trío que tiene mucho de «poètes maudits» y cuenta tanto con varios intentos suicidas a sus espaldas como con una serie de poemas al suicidio y los suicidas». Y tras enumerar estos últimos añade: «De Michi, el pequeño, solamente se pueden recordar sus comentarios sobre las tentativas suicidas de sus hermanos y poco más (Utrera, «Después de tantos desencantos», pp. 114, 116-117 y 125-126)». La obra «Después de tantos desencantos. Vida y obra poéticas de los Panero» editada en Las Palmas de Gran Canaria por el Festival Internacional de Cine, también aparece mencionada en su bibliografía.