Editorial Hijos de Muley Rubio

Federico Utrera con Angels Barceló y Pepe Rubio (Cadena SER) a propósito de su libro sobre Blasco Ibáñez

El escritor Federico Utrera, autor del libro «¡Diputado Blasco Ibáñez!», fue entrevistado en «Hoy por Hoy» de Angels Barceló (Cadena SER) en la sección de Pepe Rubio: «Viaje de ida»

MANU RAMOS. El escritor, editor y periodista Federico Utrera (Majadahonda) participó en el programa «Hoy por Hoy» de la Cadena SER presentado por Angels Barceló a propósito de su libro «¡Diputado Blasco Ibáñez!». Lo hizo al ser entrevistado por Pepe Rubio, quien «nos guía en el viaje de ida por la vida de Blasco Ibáñez, el mito literario valenciano», según reseña la emisora. La emisión se produjo el 18 de mayo (2023) y se publicó también en la página web de la radio bajo el título «Blasco Ibáñez, la historia de un hombre inabarcable«. En la sección «Viaje de ida» dentro del espacio dedicado a «Ocio y Cultura», Angels Barceló dialoga con el propio Pepe Rubio, quien explica la vigencia del escritor universal valenciano así: «No sé si han planteado alguna vez contar la vida de Vicente Blasco Ibáñez. Ya les digo que es apasionante el intento, pero imposible por exagerado e infinito. Es un camino pleno de sorpresas». «El periodista Federico Utrera, autor de «¡Diputado Blasco Ibáñez!», lo define «como un francotirador en las Cortes, porque era un hombre alejado de las posiciones ideológicas convencionales». Sus discursos iban más en consonancia con los problemas de la gente de a pie. Además, había que añadirle su antimilitarismo, su pacifismo, su persecución de la corrupción y la defensa que hacía de la separación entre Iglesia y Estado. También fue admirable su alto nivel de oratoria. De Madrid terminó cansado. En el Congreso era un verso suelto y en su diario «El Pueblo» escribía a menudo sobre la farsa parlamentaria. Se da cuenta de que no puede cambiar las cosas. Tampoco está cómodo en las tertulias políticas y literarias de la capital, se ve rechazado y da cuenta de ello en su novela «La Horda» en la que es muy duro con ciertos círculos madrileños», resume Pepe Rubio.

Agradecimiento: Pepe Rubio a Federico Utrera

«CUANDO EMPRENDAS UN VIAJE PIDE QUE SEA LARGO Y LLENO DE AVENTURAS Y EXPERIENCIAS» (KAVAFIS). Y añade: «Escribía Kavafis que cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias». Algo así sientes cuando te planteas viajar la vida de Vicente Blasco Ibáñez. Lo primero es etiquetarlo, presentarlo, decir a qué se dedicó. Escritor, editor, periodista, político, viajero, empresario agrícola, cineasta, reportero. ¿Pero que fue primero o qué fue lo definitivo?. ¿Y cómo se crea un mito?. Juega muy a favor el tener orígenes humildes y Don Vicente los tuvo. Era hijo de unos emigrantes aragoneses que se establecen en Valencia en la segunda mitad del siglo XIX, comerciantes de una burguesía baja. Nace en 1867, una época muy convulsa de la España del diecinueve que termina con la proclamación de la I República. El entorno social y político que vive de niño le influye en su formación, también sus primeras lecturas. Todo lo va llevando a convertirse en lo que hoy llamamos un activista que tiene tres derivas: la literatura, el periodismo y la política. En los tres ámbitos se manifiesta su republicanismo y su anticlericalismo en un país donde la religión y la monarquía eran muy poderosas».

El reportaje en la web de la Cadena SER

«EL «BLASQUISMO» EN LA POLÍTICA, EL PERIODISMO Y LA LITERATURA». «Vicente Blasco vivía todo con intensidad, de sus experiencias y observaciones afloran sus creaciones. De sus espacios familiares y del ultramarino de sus padres, de los entornos del Mercado de Valencia o la Lonja surge la que para él fue su primera novela «Arroz y tartana«. Todas sus obras tienen un estudio previo de ambientes y eso le convierte en un viajero. Pasa un tiempo en Jerez para escribir «La Bodega«, en Bilbao para «El intruso» o en la Albufera y la huerta para escribir «La Barraca» y «Cañas y barro«. Cuenta la gente de la época que Blasco estuvo una semana viviendo y durmiendo en una barca para empaparse de esos hálitos malolientes que manaban de la laguna», añade el artículo. Y recuerda que «la última década del XIX en Valencia es la del blasquismo en la política, el periodismo y la literatura. Es el Blasco Ibáñez que lideraba movilizaciones en las calles, que pasa por la cárcel, que tiene que huir de España tras una algarada contra el presidente Cánovas Del Castillo. Se va a París. En la capital francesa, además de establecer amistades y contactos para futuras empresas políticas y editoriales, envía crónicas de lo que ve a algunos periódicos. Hizo una vida muy bohemia en el barrio latino, se relaciona con otros exiliados españoles e hispanoamericanos, conoce George Clemenceau, entonces diputado y que durante la Gran Guerra sería considerado el padre de la victoria. Y a la vuelta, tras una amnistía y con todo ese bagaje, se presenta a diputado a cortes por el partido republicano y arrasa. Estuvo en el Congreso de los Diputados en Madrid entre 1892 y 1905″.  

El reportaje en el «podcast» de la Cadena SER

«SU PROYECTO EDITORIAL Y SUS INTERVENCIONES EN EL CINE». «En Valencia seguía también muy activo, crea la red de casinos republicanos y la Universidad Popular. Pone en marcha «Prometeo», su proyecto editorial con su amigo Francisco Sempere, que puso a la venta su obra y grandes clásicos de la literatura a precios asequibles. La vida entre Madrid y Valencia la comparte, en la primera década del siglo XX, con París. Pero sorprendentemente, tras abandonar la política activa, Vicente Blasco Ibáñez abraza la aventura más surrealista de su vida. Se va a Argentina de conferencias por todo el país y termina de colono agrícola. El fracaso económico devuelve a Blasco Ibáñez a su ciudad soñada, a París. Pero al poco de llegar, en 1914, estalla la Gran Guerra. Pasa unos momentos complicados al principio, se muda a un apartamento más pequeño, incluso tiene que pedir dinero a amigos, pero sus ideas las tiene muy claras. Se pone rápidamente del lado aliado y ve en el conflicto una gran oportunidad para poner en marcha su gran obra. Empezó a rodar películas, una primera adaptación de «Los cuatro jinetes» que se ha perdido y «La vieja del cine«. Es una época de gran intensidad porque Blasco Ibáñez necesita dinero. Pero es el éxito de «Los cuatro jinetes del apocalipsis» en Estados Unidos lo que definitivamente lo hace rico», recuerda el reportaje. 

Numerosas «descargas» de la sección de Cultura y Ocio de Pepe Rubio en «Hoy por Hoy»

«EL AMBIENTE MEDITERRANEO QUE TANTO LE GUSTABA». «El éxito americano y francés le permite alcanzar su sueño de vivir cómodamente y dedicar todo su tiempo a crear y viajar: «Compra en Mentón, la Costa Azul, entre Cannes y la frontera italiana, un palacete, Fontana Rosa, que lo adapta a sus necesidades. El creador valenciano recreó allí los ambientes mediterráneos que tanto le gustaban, entre ellos un jardín, «el jardín de los novelistas«, con azulejos típicos de los patios andaluces, una biblioteca y hasta una sala de cine. Fue su gran centro de operaciones, el lugar donde partió para dar una vuelta al mundo de cuyas vivencias da cuenta una exposición en su Casa Museo de la Malvarrosa en Valencia» señala el artículo.

El legendario cineasta Luis García Berlanga presentó el libro de Federico Utrera (a su lado) en el propio Congreso de los Diputados

EL POSTRERO REGRESO A CASA. Vicente Blasco Ibáñez muere en enero de 1928 en Mentón. Ya era un mito en el mundo e infinitamente más en su tierra. Años antes, en 1921 se dio un auténtico baño de masas en Valencia, fue recibido como un verdadero monarca, a pesar de ser un republicano. Pero si grande fue aquel recibimiento tras sus éxitos literarios y cinematográficos, más lo fue el momento en el que regresaron sus restos mortales. El escritor quiso que sólo volvieran a su ciudad en una España republicana. Y así fue el 29 de octubre de 1933. Como él dejó por escrito, «las vidas vuelven siempre a sus cauces antiguos. En el jardín de la casa chillaban a coro los pájaros sobre las ramas florecientes, mecidas por la brisa que enviaba el vecino mar. Quiero descansar en el más modesto cementerio valenciano, junto al mare nostrum, que llenó de ideal mi espíritu; quiero que mi cuerpo se confunda con esta tierra de València, que es el amor de todos mis amores». El mito regresó a casa. Hoy sólo falta que tenga el reconocimiento que merece su obra, sus ideas y una labor editorial encomiable, finaliza el resumen biográfico de la Cadena SER.

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