José Luis López Bretones
Aprovechando el socorrido recurso a la etimología, se me permitirá explicar brevemente el sentido del término «extraviado» que figura en la cabecera de esta revista y cuya inclusión tal vez llame la atención del público lector previamente dispuesto a la chanza y la maledicencia. A este respecto, me preguntaban hace unos días si eso de «extraviados», además de formar parte del título, contenía también un sentido en cierto modo premonitorio. Quisiera empezar por aclarar que, antes bien, lo que pretende ser es una simple declaración de intenciones. El dichoso adjetivo, aparte de su acepción más común -esa que tiene que ver con la locura o la insania-, constituye el típico ejemplo de palabra compuesta en la que la preposición latina «extra» actúa de prefijo separable con el sentido de «fuera de», al cual se le une la partícula «viado», derivada del sustantivo «vía»: ruta, camino, sendero. Por lo tanto, «extraviados» son, en puridad, aquéllos que andan fuera del camino, los que se apartan de la vía: en este caso, del camino más usual, más trillado, más común, y eligen para dar cauce o expresión a sus ideas e intenciones otras sendas menos frecuentadas, menos habituales, bien por escabrosas, bien por peliagudas. De ahí, merced a una curiosa analogía, el hecho de que este término pasara más tarde a aplicarse a los enajenados, a los que se apartaban de las reglas normales de conducta y/o de pensamiento. (más…)