FEDERICO UTRERA. «Bill envía un cálido saludo a todos los presentes y lamenta muchísimo no haber podido hacer el viaje desde Los Ángeles para reunirse con nosotros en Cuenca. Este proyecto comenzó como una invitación a mostrar una sola pieza de Viola en una exposición colectiva. Aquella iniciativa evolucionó y lo que surgió en su lugar, como un Ave Fénix, fue una gran exposición individual, con un tiempo de organización de solo seis meses. Todo un reto». La comisaria de la actual exposición en España del videoartista norteamericano Bill Viola, la fotógrafa australiana Kira Perov, que une a su condición la de esposa del artista y madre de sus hijos, describe así una de las interioridades de esta «suite» o «antología» de 16 obras que se exhiben en la ciudad manchega de Cuenca para ponerlas al alcance del público que aún no haya presenciado una exposición integral de videoarte. La exposición se exhibe en 4 museos, centros de arte e iglesias desacralizadas distintas situadas en forma de cruz: San Miguel, la Escuela de Arte Cruz Novillo, el Museo de Arte Abstracto Español y la iglesia de San Andrés. Sus discursos en español e inglés tanto en audio como en texto ayudan a contextualizar mejor el propósito del artista. [Escuche el discurso de Kira Perov sobre Bill Viola y Cuenca en inglés y español].
Posteriormente he regresado con otros amigos y periodistas que me concedieron el privilegio de ser su «cicerone», labor que me resulta muy seductora: ese doble relato del cuadro de Pontorno y «The Greeting», con otro «cuadro» (video) dentro del cuadro. El diálogo del granuloso «Unspoken» con las obras de Millares, Chillida o Saura al igual que se hizo en Florencia con los clásicos del Renacimiento. La excelente ubicación de «Fire Woman» en un habitáculo con las mismas dimensiones que en el Gran Palais de París… Ese «Reflecting Pool» de la primera época que hay que descubrir en las catacumbas del Museo de Arte Abstracto y cuyo rodaje llevó a Meatball Fulton, pseudónimo de Thomas López, uno de los fundadores y presidente de la ZBS Foundation a recordar que “Nosotros iniciamos un programa de Artistas Residentes y los artistas vivieron aquí (se refiere al paraje de Fort Edward) durante una semana. Bill Viola, un videoartista, pasó varios días buceando con un tubo en nuestro estanque. Usaba hidrófonos (micrófonos submarinos), Bill grababa los sonidos debajo de la superficie en varios momentos del día y de la noche. Debo decir que nunca entendimos qué hacía con todos esos ruidos locos, chirridos, chasquidos y sonidos acuáticos, pero tenías que pensártelo dos veces antes de bañarte en cueros allí”.
Y es que el desnudo, como en la Grecia clásica o el Renacimiento, está muy presente en la obra de Bill Viola, un videoartista tachado a veces despectivamente de «solamente estético» pero que ha sufrido la censura mediática, religiosa y policial a lo largo de su trayectoria. “The Messenger” se muestra en la Iglesia de San Andrés pero cuando lo hizo por primera vez en la Catedral de Durham, al norte de Inglaterra, cuando quiso conmemorar en 1996 el Año de las Artes Visuales, «la imagen de la figura desnuda proyectada en gran formato en un espacio público suscitó dudas legales en las mentes de algunos”, según el entonces delegado eclesiástico para asuntos artísticos, Bill Hall. Para colmo de males, se consultó a la policía la mañana siguiente. Los agentes aconsejaron que la obra podría constituir una “provocación del orden público” y, como resultado de la discusión posterior, se concluyó que podría causar “un encuentro traumático”. Hall asegura que pensaron, por ejemplo, en una persona joven que podía haber sufrido abusos sexuales.
Esto significaba que el Deán de la Capellanía se enfrentaba a la necesidad de adoptar una respuesta pastoral. Y ésta se materializó con la colocación de unas pantallas delante de la imagen proyectada para que las personas no se la encontraran inesperadamente: “Con el visionado de la prensa a tan sólo tres horas, acepté este compromiso encantado puesto que era más aceptable que las alternativas posibles, entre las cuales se barajaba impedir que la obra fuera expuesta en la catedral”, concluyó Hall. Realmente la supervisión y fiscalización religiosa y policial fue innecesaria, así como la inclusión de las pantallas que tapaban la obra a los espectadores más desprevenidos. Según el propio Hall, no fueron quejas sino alabanzas lo que despertó “The Messenger” con el público más propicio, pues entre sus visitantes estuvo una madre que perdió a un hijo ahogado, otros familiares que se habían quedado sin sus seres queridos e incluso dos personas enfermas de depresión. El comisario percibió en ellos una respuesta común que le hicieron llegar: “todos ellos describen una sensación de calma y, en algunos casos, curación o terapia, en presencia de “The Messenger”. “Esa desnudez no es obscena ni erótica, es esencial para la metáfora y nunca más “The Messenger” será visto entre pantallas”, profetizó Hall. Y en efecto, la obra de Viola se vio libre de veladuras en la Capilla de San Petriere en París, el Oratorio adyacente a la Catedral Anglicana de Liverpool, la South London Gallery y la Galería Fruitmarket de Edimburgo y ahora también en Cuenca.
Tuve el placer de charlar brevemente con Kira en el «Trivio», un original restaurante que junto al bosque de piedra de la «Ciudad Encantada», auna otros aspectos maravillosos de esta provincia escondida del centro de España. El diálogo fue «trivial» y privado –yo no había ido «a hablar de mi libro»– porque lo sustancial es que tanto el discurso de inauguración de Kira como su prólogo al catálogo de la exposición afloran una mirada singular que ayudará a conocer mejor no solo al hoy afamado videoartista –que no siempre gozó de la comprensión del público y la critica–, sino también a los ensueños de la ciudad. Y para aproximarnos a su figura de artista global ofrezco ambos en inglés y español, así como su emisión radiofónica. Tras visitar las exposiciones de los últimos años en París, Florencia, Bilbao o Madrid puedo asegurar que esta de Cuenca, más reducida y coqueta, en absoluto desmerece a las grandes muestras, pues tiene el encanto de esas pequeñas cajas de bombones que sorprenden por su delicado sabor. Y es además una deliciosa oportunidad de conocer un lugar único sin las recurrentes aglomeraciones turísticas cuyo privilegio acaba el 24 de febrero de 2019.
KIRA PEROV. La exquisita carta de invitación del presidente García-Page era irresistible y Carmen Olivié resultó ser muy persuasiva. En julio, me convencí de que tenía que hacer una visita a la ciudad de Cuenca para asegurarme de que las tres comisarias, Carmen Olivié, Carla Luelmo y yo misma, tomábamos las decisiones correctas, eligiendo cuidadosamente las cuatro sedes que se habían preseleccionado para instalar las obras de Bill. Nunca había visitado Cuenca. Me cautivó la belleza de esta ciudad y pude sentir que había profundos misterios ocultos en su larga historia. Éste es sin duda el lugar idóneo para una exposición como «Vía Mística», basada en imágenes ralentizadas, que se mueven al ritmo adecuado para la contemplación y la reflexión. Los temas de las obras podían fácilmente entrar y salir de los espacios que visité y el peregrinar dentro de la ciudad antigua, que entre las tres definimos, se tradujo en un encuentro con esas piedras, edificios y calles de la ciudad que contienen secretos tesoros. ¡Una auténtica Vía Mística! Los temas de esta selección de las obras no son nuevos, y, con certeza, no lo son para la ciudad de Cuenca. «El Mensajero», por ejemplo, una instalación encargada en 1996 para ser expuesta en la catedral de Durham, en Inglaterra, que tiene mil años de antigüedad y es, como Cuenca, Patrimonio de la Humanidad, reflexiona sobre el ciclo del nacimiento, la muerte y el renacer. Una figura humana, que se divisa como un punto de luz en las aguas profundas, se eleva y cobra vida después de exhalar, respira hondo y se hunde en el agua, convirtiéndose de nuevo en un punto de luz, disolviéndose en un entorno casi estrellado.
Las cuatro obras de la serie «Los Mártires», unidos simbólicamente a los elementos más poderosos de nuestro mundo, la Tierra, el Aire, el Fuego y el Agua, representan la aceptación de los mártires, serena pero firme, de su tránsito, de su paso de la muerte hacia la luz. «La Ascensión de Tristán», en palabras de Bill, «describe el ascenso del alma en el espacio, después de la muerte, cuando despierta y se dibuja en una cascada que fluye de abajo arriba». «La Mujer de Fuego», también en palabras de Bill, es una imagen en la mente de un hombre moribundo … un reflejo que se «rompe y colapsa en su forma esencial: ondas de pura luz». Al escuchar estas palabras se percatarán de que están en boca de una persona que ha pasado su vida esforzándose por encontrar respuesta a las preguntas más importantes, las transcendentes, preguntas que todos nos hacemos pero que normalmente no enunciamos, ocupados como estamos en nuestras rutinas diarias. Las obras de esta exposición están concebidas para ayudarnos a hacer un alto en el camino, a detenernos lo suficiente como para observar y reflexionar. Bill siempre ha dicho: «El Arte es para mí el proceso de despertar el alma». Para llevar a sus obras el concepto de la naturaleza transcendente y cíclica de nuestras vidas, Bill Viola se inspiró en Chuang Tzu, un filósofo chino del siglo IV A. C. que escribió: «El nacimiento no es un comienzo, la muerte no es un final». Bill y yo estamos sinceramente agradecidos al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y a los miembros de su gobierno por su generosa invitación a traer este proyecto único al casco histórico de Cuenca. También quisiera agradecer especialmente a mis compañeras Carmen y Carla y a los equipos y colaboradores de Eulen Art por la dedicación, el compromiso y los esfuerzos que han hecho posible esta exposición. Finalmente, mi más profundo y sincero agradecimiento a la ciudad de Cuenca por darnos tan cálida bienvenida.
CUENCA. Es una imagen realmente extraordinaria la del casco antiguo de Cuenca cuando lo descubres desde el coche tras el largo camino desde la estación de tren, y te quedas sin aliento. Da vértigo imaginarse cuántas capas de la historia han hecho poso durante cientos y cientos de años en esta estratégica ubicación entre montañas. Resulta tan inverosímil, tan asombroso darse cuenta de que para levantar sus numerosos edificios hubo que subir las piedras una a una, de que las casas se asoman al abismo aferradas a la piedra caliza, de que todo se apoya mutuamente, y de que los campanarios, erguidos hacia el cielo, constituyen un triunfo de la arquitectura que no debería haber sido posible… ¡Qué espléndida oportunidad la de que pueda establecerse una conversación entre las obras de Bill Viola y una ciudad así! Son cuatro las ubicaciones que han sido seleccionadas para albergar dieciséis obras: dos iglesias y un convento desacralizados, más el exquisito Museo de Arte Abstracto Español, único en su género. El itinerario por la ciudad será también un recorrido por imágenes en movimiento hechas de luz y de sonido, que ralentizan el tiempo y se mueven al compás del ritmo pausado de la propia Cuenca.
El convento de Las Angélicas contiene cuatro obras de la serie de «Las Pasiones», en la que Bill examinó en profundidad las emociones despertadas por la técnica de los pintores del Renacimiento, cuya gran ambición era representar la esencia de la condición humana. En San Andrés se presenta «The Messenger» [El mensajero], obra encargada por la catedral de Durham, en el noreste de Inglaterra, también Patrimonio de la Humanidad. En la gran iglesia de San Miguel hay cuatro obras de la serie de los «Mártires», derivadas de la instalación permanente en la catedral londinense de San Pablo, Martyrs (Earth, Air, Fire, Water) [Mártires (Tierra, Aire, Fuego, Agua)]. También pueden verse dos enormes instalaciones de la serie de Tristán, con imágenes y sonidos envolventes que llenan toda la nave. Por último, el maravilloso Museo de Arte Abstracto Español presentará a menor escala cuatro obras íntimas de varias épocas. La exposición está al alcance de todo el mundo. Al carecer de lenguaje, las obras hablan directamente con el espectador. Y el entorno de Cuenca, con sus piedras antiguas, altas bóvedas, arcos y cúpulas, les proporciona nuevas resonancias. La obra de Bill profundiza en las experiencias fundamentales de la vida humana: el nacimiento, la muerte, las emociones, la conciencia y la espiritualidad. Al principio usaba la cámara de vídeo y el objetivo como sustitutos del ojo, a fin de ensanchar la visión, acercar las cosas o ampliarlas, experimentar con la percepción y realizar observaciones prolongadas de objetos sencillos. Bill nos ha hecho ver que cuando miras algo durante mucho tiempo se hace visible su esencia. Por eso siempre le ha interesado la vida interior del mundo que lo rodea.
El objetivo de Bill, al crear sus obras, y el nuestro al mostrarlas, es sumergir a los espectadores en un mundo interior creado para ellos, pero que también deja un gran margen para el descubrimiento y la reflexión. Ya ha dicho él mismo que «para mí el arte es el proceso de despertar el alma». Las obras expuestas en Cuenca ponen de manifiesto los temas en los que ha profundizado Bill durante buena parte de su vida como creador. En esta exposición vemos que la imagen en movimiento amplía las ideas sobre la fragilidad y transitoriedad de nuestras vidas en la tierra, representando la condición humana en diversas formas, incluida nuestra relación con las fuerzas de la naturaleza. Todos estos elementos se convierten en catalizadores dentro de un ciclo de transformaciones que constituye una metáfora esperanzada y positiva de la continuidad de la vida. Bill se ha inspirado en Chuang Tzu, un filósofo chino del siglo IV a. C. que escribió: «El nacimiento no es ningún principio; la muerte no es ningún final». Quisiera expresar mi más sincero agradecimiento tanto al presidente de la Junta de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, como a los miembros de su gobierno, por su generosa invitación para llevar a cabo este singular proyecto en el casco antiguo de Cuenca. Así mismo, mi agradecimiento a todos los equipos de trabajo y colaboradores por su dedicación, compromiso y esfuerzo, que han hecho posible la realización de esta exposición. Igualmente, deseo agradecer a la ciudad de Cuenca su cálida y amable acogida.
CUENCA: Bill Viola: Vía Mística. Bill sends his warmest greetings to everyone and is disappointed that he was not able to make the journey to join us here in Cuenca. This project began as an invitation to show one piece in a group exhibition that was transformed. What rose up in its place, like a phoenix, was a large solo exhibition, with an organizing time of only six months! A very kind letter from the President of Castila-La Mancha was hard to ignore, and Carmen Olivié was very persuasive. By July, I realized that I needed to pay a site visit to the city of Cuenca in order to make sure that the three curators, Carmen and Carlota Luelmo and I , were making the right decisions for the four venues they had secured for the mounting of the video works. Having never visited Cuenca, I was astounded by its beauty and could feel that there were deep mysteries hidden in its long history. This was the right place for a video exhibition that slowed down images so they are moving at the right speed for contemplation and reflection. The themes of the works could easily weave in and out of the spaces that I found myself in, and the journey that the three of us created was an encounter with the very walls of the buildings and the streets of the city that contain secret treasures, indeed, the Vía Mística! The themes in this grouping of works are not new, and certainly not new to the city of Cuenca.
The Messenger, for example, an installation commissioned in 1996 for exhibition in the thousand-year-old Durham Cathedral in England (another UNESCO World Heritage Site), reflects on the cycle of birth, death, and rebirth. A human figure, seen as a point of light in the deep water, rises and comes to life as he exhales, takes a deep breath, and sinks into the water, once more becoming a point of light, dissolving into his starry environment. The four works from the Martyrs series that use the most powerful elements in our world, Earth, Air, Fire, and Water, depict the acceptance of each martyr of their transition with calm and resolve, in their passage through death into the light. Tristan’s Ascension, in Bill’s words, “describes the ascent of the soul in the space after death as it is awakened and drawn up in a backwards- flowing waterfall.” Fire Woman, also in Bill’s words, is an image seen in the mind’s eye of a dying man.. a reflection that is “shattered and collapses into its essential form—undulating wave patterns of pure light.” In hearing these words we know that they are written by a person who has spent his lifetime striving for an understanding of the larger questions in our lives, questions that we all have but regularly hide, busy in our daily routines. These works are created to help us pause for long enough to take note: Bill has said “Art for me is the process of waking up the soul.”
In bringing to us in his works the concept of the cyclical nature of our lives, Bill was inspired by Chuang Tzu, a fourth century BC Chinese philosopher who wrote: “Birth is not a beginning, death is not an end”. Bill and I are sincerely grateful to the President of Castile-La Mancha, Emiliano García-Page, and the members of his administration for their generous invitation to bring this unique project to Cuenca’s historic quarter. I would also like to especially thank my co-curators Carmen and Carla, and all the work teams and contributors for the dedication, commitment and efforts that made this exhibition possible. Finally, my thanks go to the city of Cuenca for giving us such a warm and friendly welcome.
CUENCA. It is truly an extraordinary sight, the view of the ancient city of Cuenca that takes your breath away when arriving by car from the distant train station. Your mind starts racing, imagining the layers of history recorded in this strategic mountain location over the course of many hundreds of years. It is so implausible, so astonishing, to realize that every stone was hauled one by one to create the many buildings, that the houses jut over the precipice anchored to the limestone rock, that everything is clinging to everything else, and the steeples of churches soar in a triumph of architecture that should not have been possible. What an amazing opportunity, to have the works of Bill Viola in conversation with such a city! Four locations have been selected to house sixteen works, two deconsecrated churches, one convent and the very unique and exquisite Museo de Arte Abstracto Español. A journey through the city will also include a journey through the moving images made of light and sound that slow down time and move in step with the slow-paced rhythm of the city. The Convent of Las Angelicas contains four works from the Passions series, Bill’s close examination of the emotions inspired by the technique of Renaissance painters who strove to depict the essence of human nature. In San Andrés The Messenger is presented, a work that was commissioned for Durham Cathedral in North East England, another UNESCO World Heritage Site. In the large church of San Miguel are four works from the Martyrs series, that are derived from the permanent installation at St Paul’s Cathedral, London, Martyrs (Earth, Air, Fire, Water). Also on view are two enormous installations from Bill’s Tristan series, which will fill the nave with immersive images and sound. And finally, the wonderful Museo de Arte Abstracto will present on a smaller scale four intimate works from a range of periods.
The exhibition is accessible to all, the works do not have language so they speak directly to the viewer. They resonate in a new way with their Cuenca surroundings, ancient stones, lofty vaults, arches, and domes. Bill’s work explores the fundamental human experiences of life—birth, death, the emotions, consciousness, and spirituality. He first used the video camera and lens as a surrogate eye, to extend vision, to bring things closer, or to magnify them, to experiment with perception, and make lengthy observations of simple objects. He showed us that once you look at something for a long time, its essence becomes visible. So Bill has always been interested in the inner life of the world around him. Bill’s goal in making the work, and our goal in showing it, is to immerse viewers in an inner world, one that is created for them, but one, also, that leaves plenty of room for discovery and reflection. As he has said: “Art, for me, is the process of waking up the soul.” The works that are being shown in Cuenca reveal the themes that Bill has explored during much of his creative life. In this exhibition we see how the moving image expands notions of the fragility and transience of our lives on earth, depicting the human state in various forms including our interaction with the forces of nature.
These elements become a catalyst in a cycle of transformations that is a hopeful and positive metaphor for the continuation of life. Bill was inspired by Chuang Tzu, a fourth century BC Chinese philosopher who wrote: “Birth is not a beginning, death is not an end”, I am sincerely grateful to both the President of Castile-La Mancha, Emiliano García-Page, and the members of his administration for their generous invitation to bring this unique project to Cuenca’s historic quarter. I would also like to thank all the work teams and contributors for the dedication, commitment and efforts that made this exhibition possible. Finally, my thanks to the city of Cuenca for giving us such a warm, friendly welcome.