FEDERICO UTRERA. Continua la conversación celebrada este mes de febrero (2023) con el científico de Majadahonda, José María Rojas Cabañeros y para dar tiempo a que pueda ingerir el primer plato (estamos en una comida), le hago una reflexión en mi calidad no de periodista sino de profesor universitario de Posgrado: Y no solo referida a Europa sino también a América, Asia e incluso Africa, porque mis alumnos pertenecen a estos continentes y he impartido un curso en Estados Unidos. Además tengo un hijo que hizo el Master en la Universidad de Illinois, con una beca deportiva, claro, porque si no, económicamente sería imposible: «Esa triple perspectiva y trabajar en la universidad, tanto pública como privada, me hace pensar que cada una tiene sus problemas. Y me proporciona un criterio para valorar que en la pública el principal problema es la endogamia de los profesores (redes clientelares, familiares, políticas o incluso provinciales), y no tanto por el número de universidades, pues ellas facilitan el acceso geográfico y elevan el nivel del conocimiento en la población donde se radican. Las universidades privadas también tienen sus debilidades con este concepto del “alumno cliente”, pero nada tan cancerígeno para la pública y la privada como la endogamia».
Federico Utrera: «Obviamente la universidad en la época de Franco era una aberración desde el punto de vista de las libertades, pero la ley de autonomía universitaria ha sido una lacra. En la dictadura, el sistema estaba centralizado y jerarquizado, favoreciendo el ascensor social y la calidad del profesorado. Tú podías ser de Posada de Omaña en León y ejercer como profesor en Barcelona porque la oposición para acceder al cargo estaba vigilada y centralizada. Si buscamos un modelo, yo me fijo en lo que tú dices: si hay que ir al médico, al abogado o al mecánico buscamos el mejor y ya hay “rankings” internacionales independientes que lo miden. Y las mejores universidades son las anglosajonas. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, luego no sería del todo malo copiar a los mejores y no inventar tanto. El “que inventen ellos” de Unamuno iba contra el “país de las ocurrencias” que a veces es España«.
José Mª Rojas añade: –Y sobre todo porque antes no había una discriminación lingüística, porque ahora hay comunidades donde si no hablas la lengua vernácula (aunque no sea mayoritaria) no puedes ejercer o se limita muchísimo, sobre todo en Cataluña. En las universidades privadas hay distintos modelos, religiosos, familiares, inversionistas privados de fondos de inversiones… No obstante, como muchos de sus profesionales vienen de la universidad pública, ves los mismos vicios en la privada, como el politiqueo y las tendencias endogámicas. Obviamente al rector no lo nombran los propios profesores que quieren mantener su estatus, pero perviven esos “tics” que cuesta desterrar. Dicho esto, es cierto que si sabes que una cosa funciona dentro de unos parámetros occidentales, no debería discutirse tanto. Uno de los factores que más limitan en España este debate sobre educación pública y privada es que no se ha desarrollado una ley de mecenazgo y es muy complicada una inversión sin ánimo de lucro a largo plazo, por lo que hay todavía una “tendencia al pelotazo”. Luego está la inexistencia de un ranking creíble: tú cuando vas a un restaurante sabes lo qué te vas a encontrar y cuál es su calidad. ¿Cuáles son las buenas universidades en España?. Cuando un alumno sale de la enseñanza secundaria, las familias están un poco desconcertadas, no saben si acudir a universidades públicas o privadas. Algunos periódicos sacan unos rankings, pero no son muy fiables…
Federico Utrera: «Pasa igual que con los premios literarios: decía el escritor y Premio Cervantes, Juan Goytisolo que estaban casi todos comprados o amañados, empezando en el ámbito privado por el de supuesto mayor prestigio, como es el Premio Planeta (risas). José María Rojas: –Los criterios a veces son objetivos pero eso no quiere decir que sean justos. La única medición que te dice realmente la eficacia de un sistema universitario es el resultado de las pruebas MIR, en aquellas universidades que tengan Facultad de Medicina, asumiendo que el resto de los estudios de esa misma universidad pueden tener un nivel de excelencia comparable. Pero eso es también discutible. (Continuará).