Editorial Hijos de Muley Rubio

Tres preguntas a Juan Goytisolo

 

Juan Goytisolo (Fotografía de Sergio Caro)
Juan Goytisolo
(Fotografía de Sergio Caro)

¿Puede hablarnos de su experiencia con el Islam?
– Obviamente hablar del Islam y resumir la mayoría de situaciones donde se vive es complicado. He viajado practicamente desde Paquistán hasta Marruecos y cada país es distinto, cada situación es distinta. Un ejemplo basta: en el mundo que podemos llamar de la Cristiandad sabemos muy bien la diferencia que hay entre ser luterano, anglicano, cuákero, mormón, teólogo de la liberación, del Opus Dei, católico de la Iglesia Romana, maronita… Pues la misma diversidad se encuentra en el mundo islámico. Es imposible hablar del Islam como una generalidad y cuánto mejor se conoce más se aprecian las diferencias. Mire ahora lo que está ocurriendo en Irak: es un país musulmán y las diferencias que existen entre los kurdos, los suníes y los chiís, diferencias que están dificultando la libre administración después de esta desdichada ocupación. 

No se puede comparar la situación de Irán a la de Arabia Saudí, que es una teocracia opresiva donde hasta ahora la situación de la mujer era imposible, además de ser un régimen de una hipocresía total. Yo estoy totalmente en contra del régimen de los ayatolahs de Irán, pero encuentras allí una sociedad riquísima con una capacidad de resistencia enorme. La prueba es que en el plano intelectual me sorprendía ver lo que leía la gente. He estado dos veces en Irán y al existir una minoría azerí muy importante que habla turco y podía comunicarme directamente con ella, le pude preguntar a la gente y me sorprendía ver que estaban leyendo a Faulkner, Keynes y todo tipo de autores y filósofos traducidos al fashí. Existe una resistencia intelectual al régimen, pueden comprobarlo en lo audiovisual: estan haciendo el mejor cine del mundo, fuera de todos los tópicos y convenciones, un cine muy creativo. Esto demuestra que es una sociedad que está resistiendo, no se puede equiparar a Arabia Saudí, donde un libro de Ibn Arabí está prohibido porque se le considera hereje, el misticismo no se admite, Imrus ¿ porque es nacionalista, Averroes tampoco se puede por ser nacionalista, Las mil y una noches porque son libros eróticos. Es un país sin cultura donde viven con tecnología punta. Habrá millones de telefonitos móviles de última generación, internet y todo lo que ustedes quieran, pero la cultura no existe.

No se puede generalizar. Yo tengo una confianza enorme en el futuro de Irán porque toda la juventud está en contra del sistema, tienen detrás la experiencia del sha, de Jomeini y del actual sucesor y no quieren saber nada de esto. Llegará un día en que se impondrá la modernidad y caerá como cayó el franquismo aquí. Son situaciones muy distintas: hay países horrorosos, otros donde la existencia es más o menos tolerable. Hay que graduar mucho y matizar. En la serie de televisión Alquibla trataba de mostrar esa diversidad: en la música, en las costumbres, en la arquitectura. Te dabas cuenta durante el rodaje de los problemas y conocías donde había censura y otros donde te dejaban filmar. Fue una experiencia muy concreta y muy directa sobre las situaciones que viven estos países.

¿Puede comparar la emigración española de ayer en Europa con la arabe de hoy?
– Entre los emigrantes de fines de los 50 eran muy raros los que tenían una conciencia política. Recuerdo a Jadraque, un amigo mío que era de la FAI, de la CNT. Era responsable de una compañía constructora y buscaba trabajo a otros emigrantes. Y me decía: ¿como es posible que los españoles, que estaban tan politizados durante la guerra civil y la república y ahora estos no tienen la menor idea de nada? Poco a poco fueron adquiriendo una experiencia de ver que había sindicatos, partidos… La prueba también es ver como se les trataba. En el año 1955 en Ginebra a los españoles que tenían aspecto de trabajadores los apartaban en la estación principal de Geneve y los desinfectaban. Esto da idea de como cambian las situaciones y como otras pueden repetirse los prejuicios.

En los medios urbanos de Marruecos, Argelia o Tunez existe gente con una conciencia política, pero en el campo no la tienen. La emigración marroquí viene en su mayor parte de la región de Beni Mellah, que es campo, gran latifundio, que en los últimos años se ha industrializado y el trabajo mecánico en la agricultura industrial ha significado que centenares de braceros se hayan quedado sin trabajo. El 70% de la inmigración de las pateras viene de allí. Pero lo importante es que se integren. Lo que está haciendo la Oficina de la Generalitat de Cataluña en Casablanca me parece magnífico. Por un lado, orientar al trabajador diciendo: en Cataluña se necesitan carpinteros, yeseros o los trabajos que sean necesarios, para que se vengan con un contrato y así poder trabajar inmediatamente, y al mismo tiempo darles clases de idioma para facilitar la inserción. Esta es la política correcta.

Yo tengo una experiencia: en el consulado de Casablanca intenté ayudar a marroquíes que quieren emigrar y sé que por su profesión encontrarían un trabajo inmediato: les ponen todas las trabas habidas y por haber, cuando tienen toda la documentación siempre les falta una cosa, deben regresar de Marraquech a Casablanca y hacer infinitos viajes, hacer colas… Les ponen en una situación tan difícil que al final renuncian. Esto me parece un disparate, pues atraen así a la inmigración irregular. Y el que no encuentra trabajo de alguna manera ha de subsistir, y de ahí viene esa minoría que pasa directamente a la delincuencia. Son situaciones complejísimas y no se pueden dar respuestas simples. Esta mañana mencionaba en un almuerzo una situación que es el epítome del mundo actual: hace tres años una banda de chicos tangerinos adolescentes robaba a los turistas japoneses en el barrio de Lavapiés hasta que descubrieron que la mafia china les daba 130.000 pesetas por cada pasaporte. Así que es un barrio madrileño unos muchachos tangerinos robaban pasaportes japoneses por cuenta de la mafia china. Esto es la globalización perfecta. Lo más conocido es la existencia de estos chicos, menores de 17 años, que saben que si los detienen los dejan otra vez en libertad y vuelven a empezar… pero la gente que viene a trabajar en condiciones precarias… Lo que ocurre en El Ejido no tiene nombre, es una esclavitud. Estuve en enero de 1998 despues de años que no estaba por la zona y cuando entré en los invernaderos con unos amigos magrebíes y ví en las condiciones en que vivían, era peor que los esclavos en Cuba en el siglo XIX. Una cosa inadmisible, viviendo en jergones dentro de los propios invernaderos, en una situación de desamparo absoluto. Y además la gente no los quería ver fuera, aunque los necesitan dentro. Hubo un documental muy bueno, que se tituló Vida de moro, producido por Canal Plus, donde captaban a un marroquí con una cámara oculta pidiendo una cerveza en un bar y les pedían mil pesetas. No querían decir «aquí no servimos a moros» o «no tenemos». ¿A que se debe? Es gente que ha pasado de una pobreza extrema a una fortuna enorme con los invernaderos. Hay familias que tienen 3 y 4 mercedes y no saben leer ni escribir. Me contaba una monja amiga de José Ángel Valente que muchos de estos empresarios agrícolas siguen firmando con el dedo. No han asimilado la riqueza, no tienen una cultura democrática, tratan a la gente como animales. Por fortuna, en la mayor parte de España no es así. son regiones muy concretas donde se producen estas situaciones imposibles. Y por escribir en términos mesurados lo que ví y comparando lo que era El Ejido a fines de los años 50 me declararon «persona non grata». Recuerdo que en aquella carretera que unía Almería con El Ejido había dos o tres puestos de venta de cerámica y dos cortijos, nada más. El resto era un desierto. Hice una vez un viaje con Simone de Beauvoir y Nelson Agren y recuerdo que decían: «Quelle pauvre-té! On s’y croirait en Afrique!».

¿Y ahora la población de El Ejido que es? El Foro Cívico Europeo estuvo allí y lo resumió en unos datos que hablan por sí solos: 50.000 habitantes, 30.000 inmigrantes, 49 agencias bancarias, 124 prostíbulos y 2 librerías. O esas pintadas que transcribí cuidadosamente: «Moros no, rusas sí». Es difícil reunir en un sólo graffiti el machismo más asqueroso con el racismo más obsceno.

La policía suele ser muy dura con los emigrantes, lo es en Francia desde luego, pero hay que ir civilizando a la gente y proseguir con esa tarea civilizadora, aunque sea algo que reclama tiempo. El Ejido es el ejemplo de lo que no se debe hacer. No debe haber una transformación tan rápida de la pobreza a la riqueza porque ocurre lo que ocurre. Debe existir una evolución en nuestras costumbres, una evolución y una integración. Por eso me parece importante que al mismo tiempo que los inmigrantes se preparan para venir y cubrir trabajos necesarios en España, que aprendan el castellano y el catalán si van a Cataluña. Me parece una tarea magnífica venir aquí preparados para tener un contacto con la gente y encontrar un puesto de trabajo. Esto debería ser la orientación, pero en la España de Aznar eso no existía.

¿Como es el panorama de la mujer en Marruecos hoy?
-Recientemente una de las pocas cosas positivas que han ocurrido en Marruecos ha sido el cambio de la mudawana o estatuto de la mujer, en el sentido de que la practicamente la poligamia es imposible a partir de ahora, suprimiendo el derecho a rfepudiar a la mujer. Existe para estos casos el divorcio obligatorio y ha sucedido una mejora, pero no se puede en estos casos trazar una imagen idealizada de esta situación. En general la situación de las musulmanas es bastante exigua. Hay que ver las cosas como son, aunque depende de casos particulares: en el medio burgués de Marruecos las muchachas y las mujeres viven como las europeas, pero a medida que va descendiendo el nivel económico y cultural la situación cambia completamente. Y para que llegue esta ley al cambio tardará. Son leyes muy innovadoras y para que penetre esta situaciòn de libertad en la sociedad hay que esperar. No se puede generalizar y decir que las mujeres viven bien o mal. Estas generalizaciones un poco absurdas que leemos ahora me recuerda cuando viví en Estados Unidos el auge del movimiento feminista y para protestar contra la discriminación que se sufría en diversos campos decidieron que un día fijado todas las esposas hicieran una huelga sexual y no tuvieran relaciones con el marido. Me maravilló que al día siguiente una asociación de feministas decía: «la huelga ha tenido un 80% de éxito». ¿Como pudieron hacer un seguimiento en todos los hogares con un cálculo tan exacto del débito marital? Puede que una mujer tuviera un marido muy comprensivo o muy agradable, pero no se puede generalizar.

Hay que exhibir cierta cautela. En la época en que se aprobó fue un gran progreso. Eran unos tiempos en los que, como ahora en China, se mataba a las niñas. En ciertas partes del mundo, tener una hija no responde a los deseos del matrimonio o del marido. En aquellos tiempos fue una mejora, pero con respecto al mundo actual ha de haber una adaptación a la evolución del pensamiento humano. Y la evolución es posible. Hay países como Líbano, Túnez y ahora Marruecos donde en el terreno legal las situaciones de hombre y mujer son equiparables. Pero que de ahí pase a las costumbres es harina de otro costal.

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