Editorial Hijos de Muley Rubio

Michi Panero: última entrevista

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Lidia García Rubio

El menor de los Panero, el escritor sin libros, el bufón de la familia al que le tocó el papel más difícil -decir la verdad dulcificada con humor, entre risas y sornas-, falleció en Astorga (León) unos días después de recibir en su casa a CORDEL DE EXTRAVIADOS. Quiso que su último testimonio, que se ha ido publicando fragmentariamente en revistas como INTERVIU o periódicos como CANARIAS 7, quedara reflejado de esta manera y por ello recibió a dos periodistas y a una cineasta que no conocía de nada y que le acompañaron en sus últimos momentos. A Elba Martínez le permitió tomarle unos últimos planos, a Lidia García unas fotografías y a mi me acepotó la grabadora, su generosidad durante esos días -y noches- fue conmovedora: tenía ganas de hablar y así lo hizo, se privó de pocas cosas a lo largo de su existencia. Su vida concluyó con un trazo sutil y sin alharacas sobre sus dos grandes pasiones: la literatura y el cine, materia ésta última sobre la que se ha realizado una interesante tesis doctoral en la Universidad Complutense a cargo de Jorge García López. Repasando las cintas grabadas afloran partes de la conversación nunca publicadas. Este es un extracto de ellas.  (más…)

Valente y Chevalier: palabra e imagen

 

Valente y la fotógrafa Chevalier
Valente y la fotógrafa Jeanne Chevalier

La fotógrafa Jeanne Chevalier (Moutier, Suiza, 1944) reside de manera permanente desde hace quince años en el áspero y bello paisaje del Parque Cabo de Gata-Níjar, en Almería, aunque llegó a esas tierras por primera vez hace más de cuarenta. Su casa, a un tiempo taller de fotografía y retiro para la reflexión y el gozo tranquilo, se asienta sobre una colina por la que asciende la magra vegetación mediterránea y desde donde se divisa la costa de San José, pequeña localidad marinera que se halla a un tiro de piedra. En esta entrevista nos habla de su relación con el poeta José Ángel Valente, frecuentador gozoso de estos mismos parajes, a partir de la cual surgieron «Calas» y «Campo», dos libros que llevan la firma de ambos y donde el magnetismo y el poder de seducción de la palabra y de la fotografía andan de la mano para ofrecer testimonio del poder de fascinación que posee un espacio donde el hombre parece mostrarse como «un ser fortuito». A lo largo de su carrera, Jeanne Chevalier ha conseguido diversos premios de fotografía en Suiza y otros países europeos, donde expone regularmente en museos y galerías. Su libro «See Land» obtuvo la Medalla de Plata de los Más Bellos Libros del Mundo, en Leipzig, y «Calas» fue recompensado con el Premio Kodak.  (más…)

Visiones de Luis Cernuda

Leopoldo Panero, Felicidad Blanc y Luis Cernuda, paseando en Londres
Leopoldo Panero, Felicidad Blanc y Luis Cernuda, paseando en Londres

Juan Luis Panero

(Conferencia en el Museo Ramón Gaya de Murcia).

Luis Cernuda le dedicó a Ramón Gaya un poema muy hermoso que giraba en torno a un retrato de Fray Hortensio Félix Paravicino, pintado por el Greco, que está en un museo de Boston, en Estados Unidos. Y cuando Cernuda lo vio, le conmovió la idea de que el retrato de un juez español del siglo de oro, de cierta importancia, estuviese en Estados Unidos, exiliado como él, lo cual le empujó a escribir un poema que está dedicado a Ramón Gaya.

Por lo demás, en la actitud humana y pictórica, en un caso, poética en otro, tanto de Ramón Gaya como de Luis Cernuda, hay ciertas similitudes: ambos han sido, el uno como pintor y el otro como escritor, dos personas bastantes incomprendidas durante una época en España.  (más…)

Poemas: Valente y los Panero

Calle del poeta Leopoldo Panero (Astorga)
Calle del poeta Leopoldo Panero (Astorga)

HIJO MÍO
Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento,
hacia la luz primera que toma el alma pura,
voy contigo, hijo mío, por el camino lento
de este amor que me crece como mansa locura.

Voy contigo, hijo mío, frenesí soñoliento
de mi carne, palabra de mi callada hondura,
música que alguien pulsa no sé dónde, en el viento,
no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura.

Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada,
me empujas levemente (ya casi siento el frío);
me invitas a la sombra que se hunde en mi pisada,

me arrastras de la mano… Y en tu ignorancia fío,
y a tu amor me abandono sin que me quede nada,
terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío.

Leopoldo Panero 

*Soneto alejandrino Por el Roman d’Alexandre, poema francés del siglo XII). adj. Se dice del verso de catorce sílabas, dividido en dos hemistiquios Incluido en Antología Cátedra de Poesía de las Letras Hispánicas. Selección e introducción de José Francisco Ruiz Casanova. Cátedra Letras Hispánicas. 500. Ediciones Cátedra S.A. 1998.  (más…)

Carmen Conde (con Trina Mercader al fondo) y Valente en Marruecos

 

Arriba Carnen Conde, abajo Trina Mercader. Fotos: Centro de Estudios Carmen Conde.
Carnen Conde y Trina Mercader. (Centro de Estudios Carmen Conde).

rinaFernando de Ágreda Burillo

Con motivo del homenaje dedicado recientemente a Trina Mercader y su revista hispanomarroquí Al-Motamid. Verso y Prosa, organizado por los Institutos Cervantes de Marruecos, ha surgido el recuerdo de otra gran mujer y poeta: Carmen Conde, fallecida en 1996.

El motivo de este recuerdo es, por un lado, reconocer su valioso papel de impulsora de la obra de Trina Mercader (Luzmaría Jiménez Faro se ha referido a «su gran labor de divulgación de nuestras poetisas, pues ha publicado varias Antologías y tendido su mano a muchas de ellas…», en su libro: Panorama Antológico de Poetisas Españolas (Siglos XV al XX); y, por otro, rememorar la breve amistad que me brindó cuando fui a visitarla en la casa de la antigua calle de Wellingtonia, que hoy lleva el nombre de su «casero» de entonces y grandísimo poeta: Vicente Aleixandre (tan unido asimismo a Trina Mercader y a su aventura literaria).

Carmen Conde me recibió – trabajaba yo muy cerquita de su casa, en el edificio de la Escuela Diplomática, en el Paseo de Juan XXIII – para hablar de un tema que nos apasionaba: Marruecos y, en concreto, las revistas de poesía sobre las que empezaba a interesarme: Al-Motamid, de Trina; Ketama y Manantial, de Jacinto López Gorgé.  (más…)

Addenda / monográficos: Extremos a que ha llegado la poesía

 

Fotografía de ANA TERESA ORTEGA Alicante, 1952. Licenciada en Bellas Artes, especialidad de escultura en la Facultad de BB.AA. de Valencia. Profesora de la Facultad de Bellas Artes de Valencia. (Galería Visor)
Fotografía de Ana Teresa Ortega,
Alicante, 1952.
Licenciada en Bellas Artes, especialidad de escultura.
Profesora de la Facultad de Bellas Artes de Valencia. (Galería Visor)

Llevar el lenguaje a sus límites extremos: poesía. A su cota más alta de significación o a esos lindes en los que la palabra se deconstruye, va más allá de sí misma, se invierte incluso, y se abre a la posibilidad de sentidos nuevos, inusitados. Este viaje a los extremos no siempre es bien comprendido ni aceptado por los partidarios de la normalidad, de la normatividad, de la corrección; pero he ahí la labor. El cordel poético en pocos casos se ofreció tan tensionado como en las obras respectivas de José Ángel Valente, Juan Luis o Leopoldo María Panero, la una cerrada ya definitivamente, las otras aún en plena aventura por los alrededores de la palabra. Estos poetas muestran en apariencia senderos que quisieran conducirnos a lugares muy diferentes y ajenos entre sí. Laberintos que se trifurcan -y en cuyos recodos brota a veces la trifulca-, pero que tal vez confluyan a la postre en un punto fronterizo: el de la desaparición, el de la destrucción. En José Ángel, a través de la disolución de todo lo que signifique estabilidad del ser o del sentido para acoger en la poesía lo radicalmente originario y anterior. En Leopoldo María, por medio del deshacimiento de la realidad y del propio yo para asirse a una circunstancia sólo válida en el interior mismo de la poesía. En Juan Luis, como lúcido sedimento de sus exigentes derroteros literarios y geográficos y como consecuencia de elegidas -y por tanto lógicas- derrotas humanas y vitales. ¿Cimas? ¿Opuestos? ¿Facetas de una misma figura? Tal vez por eso se repelen, se acometen, pero no se olvidan ni se ningunean, se confrontan, son iguales. En este número de ADDENDA se realizan algunas calas en torno a la escritura de estos poetas, salen a la luz textos nunca antes publicados, y se ofrecen algunos testimonios de los protagonistas y de personas que vivieron o trabajaron muy cerca de ellos. No es más que una forma de recordar a esos escritores extremosos cuya obra continúa ofreciendo hoy a sus seguidores algunas de las más sugerentes singladuras textuales dentro del panorama de la lírica española contemporánea.  (más…)

JRJ: dos versiones en prosa sobre Madrid

 

Juan Ramón, por Vázquez Díaz
Juan Ramón, por Vázquez Díaz

Miguel de Luna

Me desperté, las 4, ya día esmeril, vertical, azul y agua. Un nudo en el alma. Por el arrabal del sueño hondo, se quedaba, como en el foso último de un teatro de vida y muerte, la revuelta pesadilla: mi desnuda morita enamorada, la revolución brillante y colorida de alhajas, sedas, luces, el pequeño sultán graso con sus sólidos bigotes de lagarto y su alfanje con rubíes cojido, para mi garganta, de la panoplia del Paraíso verde de Mahoma. Yo creía que yo estaba diciendo: «Por aquí, morita hurí, por aquí». Pero en realidad, ya de pie conciente tras un sorbo de agua, lo que yo me encontré repitiendo, y con gran prisa, era: «Amar, amer, amir, amor, amur. Amur, amor, amir, amer, amar». JRJ. Morita Hurí. Obra Poética (Ed. Espasa). Vol II, Tomo IV. Viajes y sueños. Lápiz Patrio. (Ed. Domínguez Sío). Pag 660. 

Por fin acaban de ver la luz los dos volúmenes de «Obra Poética» (verso y prosa) de Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura cuya concesión cumple precisamente 50 años en 2006 coincidiendo con el 125 aniversario de su nacimiento. La decisiva actuación de la Biblioteca de Literatura Universal (BLU), que dirije Claudio Guillén, en colaboración con la editorial Espasa y un amplio grupo de estudiosos y especialistas, han propiciado este hercúleo trabajo, una aproximación decidida a sus Obras Completas cuya ausencia aún averguenza a la cultura en castellano cuando tantos y tantos otros contemporáneos, e incluso algunos poetas aún vivos, ya han gozado -seguramente con todo mérito- del privilejio que supone ver la mayor parte de su producción reunida. El pobre Juan Ramón, tan rico en jenialidad, luminoso, prolífico, orijinal y creativo, dejó su poesía y su prosa tan abierta, tan sujestiva, tan atrayente, que los editores que asumen con paciencia y cabeza hacer frente a la dificultad de sus nuevas ediciones (el material inédito sigue siendo abundantísimo y lamentablemente sufre serio riesgo de deterioro y pérdida por la falta de dijitalización de su archivo en Puerto Rico), merecen un sincero aplauso por encima de cualquier otra consideración, envidia, vendetta o rencilla, tristemente habituales en el mundo poético, político o universitario.  (más…)

Tres preguntas a Juan Goytisolo

 

Juan Goytisolo (Fotografía de Sergio Caro)
Juan Goytisolo
(Fotografía de Sergio Caro)

¿Puede hablarnos de su experiencia con el Islam?
– Obviamente hablar del Islam y resumir la mayoría de situaciones donde se vive es complicado. He viajado practicamente desde Paquistán hasta Marruecos y cada país es distinto, cada situación es distinta. Un ejemplo basta: en el mundo que podemos llamar de la Cristiandad sabemos muy bien la diferencia que hay entre ser luterano, anglicano, cuákero, mormón, teólogo de la liberación, del Opus Dei, católico de la Iglesia Romana, maronita… Pues la misma diversidad se encuentra en el mundo islámico. Es imposible hablar del Islam como una generalidad y cuánto mejor se conoce más se aprecian las diferencias. Mire ahora lo que está ocurriendo en Irak: es un país musulmán y las diferencias que existen entre los kurdos, los suníes y los chiís, diferencias que están dificultando la libre administración después de esta desdichada ocupación.  (más…)

España y sus Ejidos

 

Juan Goytisolo  (Fotografía de Sergio Caro)
Juan Goytisolo
(Fotografía de Sergio Caro)

José María Ridao
Escritor y diplomático. Presentación del libro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid
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Releyendo los textos del libro España y sus Ejidos de Juan Goytisolo he tenido la impresión de que se justifica por dos ideas. La primera porque nos muestra una clara metamorfósis y la segunda porque transluce un profundo desengaño. Esa metamorfósis hace que España pase de ser un país de emigrantes a otro de inmigrantes, y es importante insistir en esos términos y no lanzar retrospectivamente el término «inmigrante» para definir lo que ocurría en la España de los años sesenta y principios de los setenta, pues si lo hacemos, no seremos conscientes de lo que el libro está advirtiendo y poniendo encima de la mesa. Y es que detrás de esos dos términos, «emigrante» e «inmigrante», existe este extraordinario desengaño que mencionaba. Pensábamos que por el hecho de haber sido un país de emigrantes, esa circunstancia nos ayudaría a entender nuestra propia situación como país de inmigrantes. Sin embargo, como demuestra El Ejido, esa localidad que está aludida de algún modo en el título, eso no nos beneficia, sino todo lo contrario. Lo que se va viendo a medida que avanza este libro es que la imagen que hoy poseemos de la inmigración y la que teníamos antes de la inmigración han empezado a convertirse en la cara y cruz de un fenómeno: el movimiento de personas a través de las fronteras.  (más…)

¿Ley de integración o Ley de extranjería?

Juan Goytisolo, bailando en La Chanca (imagen inédita tomada por la fotógrafa suiza Jeanne Chevalier). En esta "fiesta" gitana estaba también presente el poeta José Ángel Valente.
Juan Goytisolo, bailando en La Chanca (imagen inédita tomada por la fotógrafa suiza Jeanne Chevalier). En esta «fiesta» gitana estaba también presente el poeta José Ángel Valente.

Juan Goytisolo
(Presentación en Barcelona)

En el acto, uno de los presentadores leyó el siguiente poema de Mario Benedetti, aunque posteriormente Juan Goytisolo nos explicó que se había alejado del poeta uruguayo a raíz de su solidaridad con la persecución del régimen de Fidel Castro hacia el poeta Heberto Padilla:

Juan Goytisolo lo escribió una vez
y me dejó un semestre hablando solo
hay una paradoja en esta época
(y no es de las menores)
que nosotros artistas
peleemos por un mundo
que acaso nos resulte inhabitable 

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